Según expresión de Buda:” Somos lo que hemos sido; y nos convertimos en lo que somos”
Reflexión: si tomamos conciencia de nuestro
momento, debemos tener en cuenta como ha sido nuestra vida, nuestra forma de
ver las cosas y de comportarnos en el pasado y si queremos potenciar un cambio,
pondremos energía en vivir de otra forma nuestro día a día. Darnos cuenta de
cómo reaccionamos ante la vida, lo que pensamos, lo que sentimos, etc. Es muy
importante tomar conciencia de cómo nos hablamos interiormente, como utilizamos
las palabras, si lo que pensamos y sentimos de nosotros mismos nos potencia o
bien nos debilita, por ejemplo, ante una equivocación o un despiste, ¿Cómo
reacciono? ¿Me digo cosas como –que tonta, soy un desastre… o bien “bueno la próxima vez estaré más atenta, lo
tendré en cuenta…” ?– la forma de pensar y hablar, el lenguaje que utilizamos
es básico para darnos cuenta de cómo funciona nuestra mente, y si nos ayuda o
no.
El lenguaje viene influido por diferentes
aspectos: como hablaban los padres y adultos cuando éramos pequeños, los
mensajes recibidos, tanto del ámbito familiar como social. La sociedad, la
publicidad influye más de lo que pensamos, y los adultos debemos tener esto en
cuenta de cara a los pequeños, los futuros adultos.
Otro aspecto importante es lo que nos
exigimos a nosotros mismos, si somos comprensivos con nosotros y los demás o
bien nos autoexigimos más de lo debido. Una pista importante es tomar
conciencia si utilizamos palabras tales como: “debería, querría, me gustaría,…
en lugar de “me gusta, quiero, hago” –esto es más resolutivo e indica intención
y voluntad- “tengo que, (podemos cambiar por “voy a…” ) Si nos damos cuenta que utilizamos mucho el
“Tengo que esforzarme más” puede ser una pista de que ponemos más energía en el
esfuerzo que en la energía necesaria para conseguir nuestra meta.
También podemos preguntarnos ¿Quién de
nuestros progenitores o adultos utilizaba ese lenguaje? Y darnos el permiso de utilizar nuestra
propia forma de hablar, pensar, sentir y actuar, sin sentir culpa por no
pensar, hablar, sentir o hacer lo que vimos, escuchamos o nos dijeron que
teníamos que hacer.
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