Páginas

viernes, 27 de noviembre de 2009

HACER DE LA VIDA ALGO SENCILLO Y CALIDO

Las aguas de un rio fluyen a través suyo.
Si permitimos que nuestra vida fluya, si nos damos permiso para amarnos, y dejamos de enjuiciarnos. Si cuando nos damos cuenta que entramos en los roles de Víctima, Perseguidor o Salvador ( Triangúlo dramático de Karpman, del Análisis Transaccional), nos paramos un momento respiramos un par de minutos y dejamos de autocriticarnos, o criticar a otros, al mundo, etc. entonces podemos tranquilizarnos y entrar en nuestro centro, en ese núcleo que existe en cada uno de nosotros, ese lugar que es nuestro "punto tierno" ( como lo denomina Stephen Gilligan en el libro "La Valentía de Amar").

Cuando nos sentimos centrados, los problemas son menos problemas, los dolores son menos dolores, la vida... fluye al igual que el río, y resulta más sencillo vivir y relacionarnos con nosotros mismos y con los de nuestro alrededor. Otra premisa de Stephen con la que estoy muy de acuerdo es: " La vida fluye a través tuyo, excepto cuando no lo hace" y esto ocurre cuando generalmente nos ponemos retos inalcanzables, entramos en Victimismo, o alguno de los roles del triángulo. Es en ese momento, cuando el río de nuestra vida se obstruye, nuestra energía se atasca y la vida nos parece terrible y tremendamente difícil.

Viviendo con sentido común, sencillez, y centrandonos en nuestro punto tierno, la vida es mucho más interesente, estimulante y gratificante.