Nacemos en un nucleo familiar determinado y no tenemos opción de elección ni de los padres que tenemos ni de la historia familiar con las que estamos enlazados. Y como niños sentimos el anhelo de aquello que alguno de nuestros progenitores no supo o no pudo dar. Stehan Hausner dice: "cada uno ha recibido algo de sus padres y algo ha deseado que no llego a recibir"
Si logramos mirar hacia lo que hemos recibido nos sentimos obsequiados y vinculados, sentimos que tenemos algo para dar y estamos contentos. Si la atención la ponemos en aquello que nos faltó nos sentimos defraudados y tristes. Inconscientemente entramos en la exigencia de buscar eternamente aquello que anhelamos, pudiendo entrar en la depresión y en la eterna búsqueda de la felicidad, sin encontrar nada, ya que no estamos en sintonía con el equilibrio entre dar y tomar.
Crecer y ser adulto es aceptar lo que es, y poder dejar la queja y el síntoma atrás, en el pasado, mientras nos centramos en el presente.
