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miércoles, 2 de abril de 2014

EL PODER DE LA VIBRACIÓN Y LA PALABRA

Donde hay sonido hay vibración y donde hay vibracion tambien hay sonido. 
Nuestras cuerdas vocales vibran y producen sonidos que aprendemos a conectar como palabras. Las palabras convierten las vibraciones de la naturaleza en sonidos. De pequeños asociamos palabras y personas (mamá es mi mamá, quien me alimenta y cuida) poco a poco aprendemos y vamos desde el llanto a las sílabas para pedir aquello que necesitamos.
Aprendemos a distinguir los sonidos peligrosos (coches, un golpe, un rugido...) de los tranquilizadores (el arrullo de mamá, una música relajante) los sonidos seguros ( el sonido de cerrar la puerta al entrar en casa). Sabemos distinguir los sonidos que nos dan placer a los que nos molestan. 

Es fundamental tener claro que la vibración convertida en palabra hace al Mundo que conocemos ser tal como es, lo hace comprensible a nuestros sentidos.  Entender la vibración es extremadamente necesario para comprender la manifestación de todo lo que somos.

Cuando verbalizamos cualquier palabra, ésta tiene una energía, y esa energía puede transformarse en una energía poderosa, mediana o débil.

El pensamiento (vibración potencial) necesita ser Verbalizado (vibración dinámica), pues en caso contrario no existe la manifestación de su poder.
La verbalización, para que pueda ser comprendida, necesita quien La Escuche. 

La Primera actitud  para dar poder a la palabra es Escuchar.

Palabra y Vibración – La palabra, juntamente con el poder de la vibración, es capaz de crear, curar y también destruir. Si nos hablamos de forma irrespetuosa, negativa, obtendremos energia interna negativa. En cambio si lo hacemos de forma respetuosa, positiva, es más fácil atraer lo positivo, lo sano, incluso las personas mas adecuadas a nosotros.

La teoría indica que, cuando enfocamos la mente en algo, y a eso le añadimos el sentimiento y la emoción, para finalmente expresarlo, estamos exteriorizando y materializando un poder que habrá de afectar a los reinos de la materia.

LO QUE DICES A TU SEMEJANTE, A TI MISMO TE LO DICES (proverbio)