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miércoles, 1 de diciembre de 2010

Educar y enseñar con el modelo a nuestros hijos

Una infancia infeliz no determina la vida.Los recien nacidos no pueden ir a parar a ningún otro sitio que no sea la historia de sus padres. (Boris Cyrulnik)
Unos bebés son de temperamento tranquilo, otros inquietos y movidos, sin embargo este rasgo no determina su vida, hay aspectos que influyen en el tejido de su futura personalidad, como son el temperamento de sus padres, la cultura, los problemas familiares o la tendencia a la resolución o no de coflictos en el hogar. 
Un niño difícil en una familia apacible, y emocionalmente estable encontrará la cuna para sentirse seguro y apaciguarse, en cambio en una familia que dramatiza, es posible que se repliegue en sí mismo.  Al contrario un bebé con un ritmo lento en una familia muy rigida y que todo tiene que tener un ritmo determinado, exaperará a los padres, con lo cual no lo podran ayudar y esto agravará su lentitud. 
Por tanto el estilo de familia influye y determina para mejor o para peor en el temperamento infantil.  La base inicial reposa en un triángulo: el bebé, la madre y el padre (o sustituto). Al principio el niño no reconoce quien es el y quien no es. En su pequeño mundo poco a poco descubre a una base sensorial segura que es la madre, y es ésta quien le presenta a la figura del padre.  
Las buenas relaciones en el hogar del infante, le proporcionan un aprendizaje sobre como son las relaciones adultas, y la base segura  para explorar e ir ampliando el mundo.  Los mensajes que damos las madres y/o padres son importantes, y lo son tanto más en la forma en que los damos. Generalmente se graban antes y de forma más profunda los enviados a traves del lenguaje no verbal y cuando hay incongruencias entre lo que decimos y como lo decimos. 

Las madres, padres y adultos en general que rodean al infante, somos los principales modelos para la educación emocional y la futura personalidad del infante. SEAMOS ADULTOS RESPONSABLES. 

Angela