Vinculación o pertenencia
Al nacer tenemos la
necesidad de vinculación, que es la relación afectiva o vínculo que el bebé establece con las personas que le
cuidan y le dan seguridad emocional.
Nacemos
vinculados a un padre y una madre, y éstos a su vez están vinculados o
relacionados a un sistema familiar más amplio. La familia es el terreno donde
podemos echar raíces, independientemente del tipo de familia de que se
trate. Al igual que un árbol no elige el
lugar donde crecer, un niño cuando nace se integra a su grupo o familia sin
cuestionarlo.
“Además de madre/padre, seguimos
siendo hija/hijo y si tenemos asuntos pendientes como tal, no podremos hacernos
cargo de nuestra función como padres”
Los estudios en primates y en bebés humanos
demuestran el peligro del desarraigo maternal durante las primeras fases del
desarrollo cerebral. La carencia o insuficiencia de relación emocional entre el
recién nacido y sus progenitores (impronta filial), genera inhibición en el
comportamiento, lagunas de afectividad y retrasos del progreso psíquico.
El niño depende de la seguridad de las formas de relación
y las certezas del mundo de los adultos. El niño necesita amor, confianza y
sobre todo coherencia y saber que tiene unos límites protectores.
La necesidad afectiva es la
necesidad psicológica más importante de toda la vida.
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El apego responde principalmente a una de las necesidades
humanas más fundamentales, la necesidad de sentirse seguro; es la base
segura para poder explorar el mundo físico y social y también una forma
de reconfortarse ante situaciones de ansiedad, tristeza o miedo.
Perder el vínculo significa perder la vida, por tanto, se
adhiere a él, tanto si es de forma positiva como negativa, cuando tenemos la
sensación de haber transgredido alguna
norma, nos sentimos mal y tenemos mala conciencia, entonces hacemos de forma
inconsciente o consciente algo para restablecer el vínculo y la buena
conciencia.
Los órdenes del amor que rigen en los sistemas familiares
se hacen extensivos también a los niños, y son ellos justamente los que
intentan llamar la atención sobre el equilibrio perdido del sistema mediante un
comportamiento extraño o poniéndose enfermos.
Para los niños es importantes que los padres sean
unívocos y consecuentes. También es
importante que los padres no se falten al respeto y uno no anule la prohibición
puesta por el otro. Una buena forma de saber cómo son mis límites es darme
cuenta de cómo se fijaron los límites en mi propia familia de procedencia.
Los niños simplemente aman sin límites.