Cada vez que realizo un taller de Constelaciones Familiares hay un antes y un despúes, es como si a través de conectar con el cliente y montar la constelación yo me hiciera más consciente de nuestra humanidad, de lo pequeños e insignificantes que somos en comparación con las dinámicas familiares que mueven nuestras vidas; y a la vez que grande es el amor que como hijos, padres, hermanos ( en definitiva como humanos) nos mueve y nos lleva a identificarnos con personas que perteneciendo al sistema están ocultas, excluídas, el gran amor de los hijos a los padres, y de que forma se manifiesta (por ejemplo, velando por ellos dejando nuestra vida al margen). También el gran amor de los padres hacia los hijos.
Doy las gracias a las personas que participaron en el taller y a las que pusieron su confianza en mí con sus temas, que me dan la oportunidad de poner mi experiencia e intuición al servicio de sus conflictos. Como dice el título de un libro de Bert Hellinger: "Después del conflicto, la paz" yo deseo que venga la paz a nuestros corazones.
Angela
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